Una vuelta al origen
(Apreciación personal
y subjetiva sobre Der Golem)
Somos una sociedad en el ojo de una rana
en realidad no somos más que un Golem
una célula de Dios
¿Pero aquel quién le puso el barro?
Recuerdo cuando conocí a Pablo
Peñaloza, cuando este era Palabra Muerta
y no Pablo Lacroix. Escribía
caligramas de iglesias y tumbas en el taller de Matías Ayala, en una sala de la
UAH (Universidad Alberto Hurtado) con un lindo balcón. Recuerdo su poca madurez
poética y las risas de los compañeros frente a su imaginería un poco infantil y
presumida, aunque ya era conocido en el underground gótico, aún no era el poeta
Der Golem o el poeta performance que es ahora, pero rebosaba un entusiasmo
temible. “Un día escribiré un tremendo libro”, me dijo, el de qué no era tema,
pero podía ver aquella flama en los ojos, que caracterizan una fuerte decisión.
El tiempo ha transcurrido y puedo decir que he visto la evolución de Pablo, una
evolución temible y de combustión espontanea, deliciosamente creativa ¿De dónde
saca el barro primogénito para toda esta construcción?
Conocer desde los primeros poemas
de Pablo, hace que de cierta manera pueda augurar su futuro, quizás hay que ser
sincero, no diré que este se convierta en el mejor libro de toda una generación
de nuevos poetas oscuros o Neodecadentes,
como el grupo que fundase en aquel 2007 con mayor entusiasmo que talento, con
fuego y barro primigenio, pero sé que abrirá nuevas actitudes y posiciones
estéticas frente al oficio poético. Como elementos, quizás es parido de ciertos
periodos oscuros de la vida del poeta -por terrenos insondables y secretos-,
que solo algunos conocen, que engendraron esta creación o ciertos amores y
temores a la muerte (Eros y Tanatos), un poco de alquimia, un poco Apolíneo por
sus estudios, un poco Dionisiaco, por su vida.
No sé por qué todos dicen que su
libro es un camino. Para mí es una caja, un cubo en el que nos adentramos. Para
mí es un cubo al estilo de Hellraiser de Clive Barker, un objeto, un juguete… y
para acceder a este juguete, para jugar dentro del y salir airosos, tenemos que
olvidarnos de las concepciones comunes. Tenemos que entrar, ya no solo por los
sentidos legados del eurocentrismo (aunque semiológicamente estemos invadidos
de signos judío cristianos), que pone a la vista como un sentido superior, no tenemos
que mirar solo a través del ojo. Hay que observar, acudir al terreno de las
sinestesias, a través de un ritmo, un ritual, olvidarnos de conductismos y
entrar directamente a lo profundo, agarrar una vara mágica, transmutar el oro
en greda y crear nuevos universos, nuevas mentes para nuevos hombres, recordar
nuestro origen, escuchar dentro de liquido amniótico, antes de nacer.
"El pájaro rompe
el cascarón. El huevo es el mundo. El que quiera nacer, tiene que romper un
mundo. El pájaro vuela hacia dios, el dios se llama Der Golem."
Emersson Pérez
Santiago, Chile, 1982. Poeta y Gestor cultural. Editor en Ajiaco Ediciones. Ha publicado en el Anuario poético Márgenes del colectivo Mal de ojo (Ajiaco ediciones) y fue seleccionado para la Antología Iberoamericana -Poesía molotov- 2011, por la Editorial Cascada de palabras (Cartonera), México, así como en la antología “Poemario Indestructible” por Ediciones Gatopajaro Chile 2010.
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