El simbolismo del barro como coraza y cáscara que envuelve y protege a la palabra que vitaliza, es aquella figura de reconstrucción humana dentro de un mundo caótico y grotesco, que a su vez, actúa como espejo y reflejo de los horrores internos del sujeto lírico. La transformación espiritual de un sujeto entregado a la melancolía, acompañado por la muerte como principio restaurador, son núcleo ambiental para un proceso misterioso en que la palabra como energía que vivifica, es principal argumento retórico, cual Golem de Praga alimentado por el verso.
¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?, por Enrique Vila-Matas
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Prólogo a “Adiós a Bolaño”, de Roberto BrodskyRialta Ediciones, 2019Querido
Brodsky: Hace un rato, solo y en la noche muy lejana del barcelonés barrio
del ...
Hace 5 meses
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