Seno bueno y
seno malo
El objeto pulsional de M. Klein en la película Santa Sangre de Jodoowsky.
Santa
Sangre
(1989), dirigida por Alejandro Jodorowsky, es una película que trata del
misticismo religioso y los traumas psicológicos de infancia, dando énfasis a
cómo éstos repercuten en la adolescencia y adultez. Proyecta la historia de Fénix,
niño que trabaja en un circo mexicano y cuyo padre (Ogro), es un respetado
lanzador de cuchillos. Fénix tiene por madre a Concha, una fanática religiosa
de una secta llamada “Santa sangre”, que idolatra a una muchacha que le
arrancaron los brazos mientras fue violada.
Producto de una infidelidad de Ogro con
una circense de cuerpo tatuado, el trauma de Fenix inicia con la respuesta
furiosa de la madre, que al enterarse de lo ocurrido lanza ácido en el rostro
de su pareja y éste como respuesta, termina cortándole los brazos y dándole
muerte. Momentos después y ante la vista de Fénix, el padre se suicida. Como si
lo anterior fuese poco, Fénix también debe asumir la pérdida de Alma, su
enamorada, que es obligada a huir con la mujer de los tatuajes. Producto de
esto, el protagonista termina internando en un hospital siquiátrico, hasta que
decide escapar y dar inicio a un complicado proceso de reconstrucción
identitaria.
El filme, cuyo contenido simbólico es
indiscutible, posee infinitos acercamientos con la teoría del psicoanálisis,
donde autores como Freud, Klein, Fromm, Lacan, Yung, entre otros, han trabajado
fuertemente el sentido religioso, cultural y sexual del desarrollo psíquico humano.
En este ensayo, se abordará el alcance
de la teoría psicoanalítica de Melanie Klein con la obra cinematográfica Santa Sangre de Jodorowsky, en base al
concepto de objeto y universo afectivo, representados en los
personajes Concha y Alma, proyecciones afectivas de Fénix, donde la primera,
Concha, representa al sujeto femenino bajo las característica del seno malo
(pulsión destructora) y Alma en cambio, representa las características del seno
bueno (pulsión libidinal-amorosa).
Seno bueno y
seno malo
Según
la teoría de Melanie Klein, los sujetos desde la infancia presentan dos
sentimientos; el de vida o muerte, amor u odio. El sentimiento de amor, expresado
como la vida y el sentimiento de odio comprendido como la muerte, se
entremezclan generando un trance de angustias y ansiedad, que se manifiesta en
el primer contacto, es decir, en su primer universo. Este primer universo sería
el seno de la madre, al cual se le designan los caracteres de bueno y malo.
El
niño, al presentar ansiedad producto de la dualidad inherente entre vida y muerte,
que adhiere al objeto pulsional, genera interna y mentalmente dos tipos de
senos; el seno malo como desapego o
carencia, y el seno bueno como apego
y gratificación. Sin embargo, a ambos senos no sólo se le atribuyen estas
cualidades, sino que también se proyectan en ellos pulsiones agresivas (seno
malo) y libidinales amatorias (seno bueno). Estas pulsiones con el tiempo se
internalizan en el niño y coexisten; el niño siempre amará al pecho bueno, pero
lo perseguirá el pecho malo, como aquel sentimiento de culpa, creyéndose
responsable de esa culpabilidad que intenta resarcir.
Según
Klein, en el niño la seguridad es transmitida por el seno benefactor, tratando
de alejarse de las pulsaciones agresivas que son motivadas por el seno malo, las
que pueden dañar su posesión más preciada; el pecho bueno y la entrega de amor
y protección. Por lo tanto, esta persecución del seno maléfico y ese
sentimiento de culpa, son el reflejo indiscutible de su instinto agresivo, que
asimila e intenta reparar. Finalmente, es importante mencionar que todo este
proceso posee un carácter proyectivo, es decir, es el niño con su imaginación
quien designa dentro de su universo al seno como bueno o malo, y si el niño en
esta etapa tranca el proceso, genera elementos paranoides y esquizoides que lo
disocian de la realidad.
Santa Sangre y las relaciones afectivas
En la película Santa Sangre, los personajes Concha y Alma representan esta proyección
afectiva que el protagonista realiza sobre el sujeto femenino. La relación que
experimenta con su madre corresponde con el trastorno y estado neurótico,
producto del estancamiento del sujeto al momento de asimilar la realidad. Concha,
víctima de un acoso muy parecido al de la niña violada y veneraba en la secta,
se presenta en la mente de fénix (ya cuando adulto) como una señora de brazos
amputados, esquizofrenia del protagonista, que lo manipula e induce a
comportarse de manera agresiva, motivándolo por ejemplo, a caer en actos
violentos, como el asesinato de una serie de mujeres que fueron seducidas o son
al menos atractivas para él, lo que también, nos habla de una recreación del
acto asesino de Ogro con su madre.
La presencia de Concha es sinónimo del
estancamiento de Fénix en su pasado traumático, reanimando a la imagen maternal
que lo atormenta y llena de culpa, dando inicio a una serie de actos agresivos
con su entorno. De hecho, esta reanimación mental, se manifiesta en el uso de
sus manos, las cuales son prácticamente cedidas a la madre para entregarle
completa acción y movilidad. En el filme, Concha (entendiendo a esta mujer como
una recreación esquizofrénica de la madre muerta) realiza acciones mediante la
sincronización con su hijo, una especie de performance y fusión corpórea, como
si el protagonista entregara parte de sí, reconstruyendo el cuerpo mutilado.
Las manos de Fénix representan la constante batalla
contra el seno malo, son las que asesinan pero a la vez intentan no hacerlo,
son aquellas manos que pertenecen al protagonista pero que en momentos de
neurosis desaparecen de su cuerpo para ser parte de la madre. Las manos
simbolizan la culpa y el alejamiento/acercamiento del sujeto protagónico con
sus pulsiones agresivas.
El personaje Alma en cambio, representa
la proyección contraria. Ésta correspondería al seno bueno, aquel protector,
libidinoso y amatorio que entrega un sentimiento de apego importante para el
sujeto. Alma, amiga y enamorada de Fénix, es aquella chica sorda muda que
representa dos aspectos; en primer lugar el pecho bueno que lo aleja, protege y
ayuda a superar el trastorno provocado por la pulsión agresiva del seno malo
(la madre), y en segundo lugar, representa la recuperación de la identidad, como
aquella mujer que logra devolver la mente de Fénix a su estabilidad,
destruyendo ese pasado caótico y traumático que lo volvía un sujeto agresivo.
Alma representa la libertad, es el
agente que actúa como liberador de la culpa, como el que aleja el trastorno
neurótico provocado por la reaparición de Concha, imagen materna que genera
pulsiones agresivas y tormentosas. La aparición de Concha y el sentimiento de
culpa presente en Fénix, según la teoría psicoanalítica de Klein, provocaría
una posición esquizofrénica paranoide, acompañada de una posición depresiva que
traspasa al universo afectivo del sujeto, pero con la relación positiva de
Alma, el trastorno se aliviaría y el sujeto afectado recompondría su vida.
Ideas
finales
Bajo esta dualidad, Fénix dentro de la película
es el arquetipo del sujeto pulsional y neurótico que logra recuperarse de un
evento traumático, luego de un conjunto de experiencias psicótico-afectivas de envergadura.
El protagonista representa al sujeto que mentalmente renace de las cenizas para
volver a su estabilidad, y es ahí el sentido de su nombre; Fénix significa el
renacer, el volver a un estado normal luego del incendio mental provocado por
sus experiencias traumáticas.
Los nombres en este filme son muy
significativos, ya que ayudan al receptor a comprender la personalidad de los involucrados.
Son parte de un juego semiótico donde la palabra entendida como significante (forma) va acorde con la
personalidad del sujeto, entendido esto como el significado o fondo que lo define en esencia. Por ejemplo, el Padre
del protagonista (Ogro), demuestra esta personalidad grotesca y machista, de un
padre borracho y bruto, que se deja dominar por los instintos y prácticamente
no utiliza la razón. Su madre (Concha), ejemplifica tanto la figura materna que
devora a su hijo, como el acercamiento con lo corpóreo y sexual del ser humano
(la concha como alusión al término vulgar para nombrar a la vagina). Y finalmente,
el personaje Alma representa el elemento espiritual de Fenix, el aspecto más
noble y purificador, como si en ella estuviese el espacio de todo proceso
psicológico que debe proteger y liberar del trauma. Incluso, no es casualidad
que Alma sea sorda y muda, ya que esto simboliza que lo espiritual no está en
contacto con el mundo físico. No recibe ni escucha nada del exterior, no se
comunica por las cuerdas vocales o por el sonido.
Jodorowsky representa en esta película
la pérdida, búsqueda y recuperación de la identidad, aprisionado por la imagen
de la madre que se adueña de la voluntad, cual proyección del seno malo que
habla Klein, que motiva a caer en conductas agresivas. Santa Sangre es la vida de un sujeto abatido por un trauma, Santa Sangre es la lucha ante la
manipulación neurótica que lo confunde y desorienta, producto del apego enfermizo
que manifiesta hacia la imagen materna. La pregunta final es cuántos de
nosotros no experimentamos o hemos experimentado este proceso. Quizás no sea el
mismo grado de trauma, pero posiblemente sí se acercan las convenciones y
distribuciones afectivas.
1 comentario:
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